Miembro de una acaudalada familia inglesa, niño prodigio que comenzó sus estudios en la universidad de Oxford a la edad que tu apenas ibas comenzando la educación secundaria, abogado, filósofo, economista y hasta violinista, ese era Jeremy Bentham. Seguro lo conoces si has escuchado hablar del panóptico o el utilitarismo. Es más, él era chairo antes que todos ustedes y defendía los derechos de los animales desde el siglo XIX.
En fin, no venimos a hablarles de la filosofía o aportaciones de Bentham (a menos que quieran y lo pidan en los comentarios)
Dadas las fechas pre-halloween-día de muertos, estaremos trayéndoles historias creepies sobre artistas o intelectuales famosos, y se nos ocurrió que podíamos empezar con este personaje.
El principio utilitarista de Bentham dice que lo correcto es hacer lo que proporcione el mayor bien para el mayor número de personas. Así pues, el filósofo decidió que cuando muriera, era su deseo preservar sus restos con el fin de que fuera utilizado para experimentos científicos y hacer el mayor bien al mayor número de personas. Y sí, se cumplió su ultima voluntad, pero no el fin, pues en lugar de ser estudiado, el cuerpo del filósofo ha permanecido exhibido en The University College London aunque ya saben que la mafia no puede faltar y el cuerpecillo disecado de nuestro querido pensador fue robado y despojado de su inteligente cabecita de momia.
No se sabe quién lo tenía ni donde recuperaron el cuerpo de Bentham, pero éste fue recuperado y puesto en exhibición en la Universidad de Londres, sólo que con una cabeza de cera, lo cual lo hace menos creepy. Pero no te preocupes, si tu querías ver su cabeza real, ¡También la tienen ahí para que vayas y te tomes tu selfie!
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