LSD CONTRA EL ALCOHOLISMO


Por: Cinthya Bolado

La dietilamida de ácido lisérgico ¡Bueno. LSD, para la banda! Siempre ha dado mucho de que hablar, desde que, por accidente, Albert Hoffmann descubriera sus efectos mientras sintetizaba dicha sustancia para sus trabajos de laboratorio.

Que si percibes demasiado los colores, que si te hace adicto, que es la droga de los hippies, que la consumes mientras escucho a Pink Floyd porque soy única y diferente, que  te crees el rey del mundo mientras la usas, bla, bla, bla...

Son muchos los estudios que afirman que las drogas psicodélicas (El LSD en especial) son capaces de permitirnos accesar al contenido de los procesos cerebrales humanos debido a la extraña pero extraordinaria manera en que tal sustancia actúa sobre nuestro sistema nervioso central, al grado de hacer parecer al consumidor como intelectualmente más brillante durante el viaje (No amigo druggie, ni te emociones, que esto no aplica para ti que la consumes a lo loco y para sentirte cool. O tal vez sí, pero no en todas las ocasiones)

Durante la década de los 60,  R.E.L Masters y Jean Houston decideron estudiar la droga de moda en aquella época, suministrando distintas cantidades de LSD  a los más de 20 participantes en el experimento con la finalidad de analizar el viaje de cada voluntario desde un enfoque científico. Estudio que, por cierto, quedo plasmado en un libro editado por Bruguera en 1974 y en el que basaremos la información de este artículo.

Basados en el peso, talla, estilo de vida e incluso trastornos psicológicos de los candidatos, Masters y Houston suministraron dosis de LSD desde los 100 microgramos, algunos de ellos tuvieron sesión con guía, algunos otros sin él. Muchos de ellos ya habían experimentado antes con drogas psicodélicas, otros jamás. Quienes ya habían tenido experiencias anteriores sin guía tuvieron mejores resultados consumiendo la droga acompañados de un guía, hubo otros que aún teniendo uno decidieron salir por su cuenta a la calle a explorar. 

La finalidad del experimento no era curar el alcoholismo o ninguna otra enfermedad mental, pero los resultados fueron increíblemente notables incluso meses después de la pruebas:

Me estacionaré en el caso de una chica que no se sentía conforme con su cuerpo ni su rostro, los cuales, por increíble que parezca, cambiaron a raíz de la sesión. Según el texto, durante la sesión, ella se miró al espejo y se aterró pues por los efectos del LSD su mente resalto las partes que ella odiaba de sí misma, el guía le pidió que las eliminara y las pusiera como a ella le gustaban, así que la chica comenzó a cambiar su postura y el gesto de su rostro, hasta llegar a un momento en el que se sentía tan satisfecha con ella que decidió ocupar su tiempo en otra cosa. Días, semanas y meses después la chica se veía curiosamente más bella y con mejor postura, se sentía feliz con su aspecto y lo reflejaba ¿Raro, no?

¿Quién no ha escuchado la típica historia de conflicto marital por el abuso del alcohol? Bueno, pues eso ocurrió con uno de los participantes en el experimento. Su esposa estaba a punto de botarlo por preferir beber una cerveza que estar con ella. Él argumentaba que ya no sentía atracción sexual por su esposa y ella aceptaba que se estaba volviendo neurótica, así que ambos decidieron hacer algo fuera de la rutina y someterse a una sesión de LSD con un guía en la que hablaron de lo que se les dio la gana, corrieron al guía por un rato para tener lo que ambos describieron como la mejor experiencia sexual de sus vidas y lo inesperado; en la recapitulación, después de la sesión, el marido declaró sentirse tan en paz y feliz con su vida y esposa que no quería volver a beber nunca (cabe aclarar nuevamente que esa no era la intensión de la sesión) Los científicos siguieron en contacto con el matrimonio casi un año después y en efecto, el hombre no había vuelto a beber una sola copa de vino...

Ese no fue el único caso. En 14 de los voluntarios, el deseo por el alcohol disminuyó de manera notable o incluso desapareció.

Pero no todo es bello amigos, hubo gente que no experimento cambios notables en su vida y hubo otros que incluso intentaron suicidarse durante la sesión. Por fortuna fueron quienes tuvieron un guía a su lado para tranquilizarlos y suministrarles un antídoto para eliminar los efectos del LSD en su cuerpo.

Cabe aclarar que dichos guías no eran como los hippies o indígenas que te puedes encontrar en los múltiples pueblos mágicos de México, eran médicos con amplio conocimiento del tema en términos científicos para aminorar el riesgo de las sesiones. Así que si piensas entrarle a esto de las experiencias psicodélicas se cuidadoso.




El texto del que te hablé es bastante extenso, así que si esto te pareció interesante compartelo con tus amigos y yo te compartiré la información del libro:


LSD, Los secretos de la experiencia psicodélica
Edición en lengua Original:
R.E.L. Masters & J Houston 1966
Traducción:
Miguel Giménez Sales 1974
Archivo gráfico Bruguera, S.A 1974

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